Ser un humano no es simple. Ser humano es aprender todo el tiempo, ser capaz de saltar todas las vallas que se te cruzen por delante y por sobre todo, poner en práctica la complicada adaptación. Adaptación a las cosas nuevas, a lo rotundamente desconocido, a los cambios de ambiente, adaptación a cada segundo que transcurre en la vida, porque éstos son únicos y totalmente diferentes a los que ya transcurrieron y aunque tus días parezcan todos iguales, siempre hay millones de cosas que los diferencian. Siempre he sido de la idea que el presente no existe. Muchos han discutido conmigo el tema, pero sigo en mi posición de creer lo mismo, y por ende se relaciona a lo anteriormente planteado. ¿Cómo medimos el presente? Según lo que yo creo, el presente no se puede medir, porque está en medio del pasado y del futuro, cada milisegundo ya es, parte del pasado, y el que viene del futuro, se vive como del presente y luego vuelve a ser del pasado, entonces en efecto, el futuro está a cada momento viniendo a nosotros y el pasado recopilándose en un baúl de los recuerdos en el sistema límbico.
Si se dan cuenta, el tiempo es muy difícil de describir. Es relativo, además. En ocasiones, nos sorprendemos de cuan rápido suele ir, que prácticamente no nos damos cuenta de ese fenómeno y que cuando va lento, imaginamos que el reloj retrocede el secundero y luego vuelve a funcionar normalmente. Pero retomando el tema de la adaptación, se puede inferir, que a cada momento en el fluir de la vida, tenemos que saber tomar las decisiones correctas para poder enfrentar un desarrollo óptimo de nuestras actividades. Debemos saber pues, cuáles son nuestros relojes biológicos y conocer nuestras necesidades como humanos. Ésta implica conocer las posibles consecuencias de los actos que podamos concretar para poder ver si en realidad nos conviene sugerirle a nuestro Centro Ejecutivo del Lóbulo Frontal si lo hacemos o no. Todo esto en fracciones de segundo. Además el medio externo y del medio interno son grandes factores por los cuales sucede la adaptación. Por ejemplo, el australopitecus, estaba todo el día encorvado, o sea, todas las actividades que realizaba, era en esa posición, luego, el homo erectus, ya no estaba con las manos pegadas al suelo, arrastrándolas hasta desgastarlas, sino que se puso erguido y pudo mantener el equilibrio en los dos pies, para así después de muchos años, transformarse en homo sapiens, que ya tenía muchas más posibilidades de tomar desiciones simples y de manejar las manos con facilidad. Toda la existencia, el humano se ha desarrollado en base al ambiente. Y es por eso, que nombro al medio externo, como factor principal. El medio interno es nuestro cuerpo, que se va amoldando al contexto. Como las jirafas. Según los datos encontrados, las jirafas no tenían el cuello largo. Pero los árboles eran tan altos y necesitaban alimentarse, por lo tanto, se tenían que estirar y es esa la causa de sus interminables cuellos. En conclusión, nadie sabe como será el humano del mañana. Puede que ni siquiera sea humano completamente.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Adaptación.-
Publicado por Eka en 13:09
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